La cirugía láser se ha convertido en un instrumento poderoso e indispensable en la dermatología.
El fenómeno que constituye la base de las aplicaciones del laser, es la conversión de la energía laser en calor.
Dependiendo de la temperatura alcanzada en un área específica, la energía térmica producida es capaz de coagular, vaporizar o producir un efecto de ablación en el tejido.
Dado que es fiable y repetible, la cirugía con láser es simple y asegura el control completo de la profundidad de vaporización en todo momento mientras se realizan ablaciones superficiales delicadas y precisas en numerosas lesiones dermatológicas.
El manejo cada vez más preciso del pulso permite optimizar la liberación de calor a los tejidos, minimizando efectos secundarios indeseables (cicatrices y efectos disrómicos) y preservando las áreas perilesionales adyacentes, lo que significa una reepitelización rápida y eficaz.
La posibilidad de realizar una vaporización precisa y delicada amplía potencialmente el rango de aplicación de los láseres ablativos en Dermatología:
- Adenomas sebáceos
- Queratosis actínica y ceborreica
- Queilitis actínica
- Cicatrices
- Condilomas acuminate
- Condrodermatitis nodular helicis
- Dermatofibromas
- Discromias superficiales
- Fibromas colgantes
- Ganulomas telangiectasicos
- Cistoomas apócrifos
- Leucoplasia
- Enfermedad de Favre-Racouchot
- Milia facial
- Neurofibromas de la piel
- Nevus epidérmico y sebáceo
- Otofima
- Papilomas de la cavidad oral
- Rhinophymas (tipo glandular)
- Siringomas
- Tricoepiteliomas
- Verrugas
- Xantelasmas
¿Cómo funciona?
La interacción entre la radiación electromagnética emitida por una fuente láser y los tejidos biológicos está gobernada por procesos físicos que regulan el intercambio de energía entre la onda y el sustrato y por la respuesta biológica del tejido diana.
Con una fluencia suficientemente alta (por encima del umbral mínimo de ablación), el calor se utiliza principalmente para producir ablación o vaporizar el tejido objetivo, antes de comenzar a propagarse más lentamente hacia las áreas circundantes.
Para un uso correcto de los láseres quirúrgicos debemos recordar que se obtiene menos daño térmico con mayor potencia y pulsos láser con amplitudes muy cortas. Esta es la teoría de Photothermolysis selectiva que significa que, al seleccionar correctamente la longitud de onda, fluencia y duración del pulso, el objetivo deseado puede ser destruido sin dañar los tejidos circundantes.
El agua es el componente principal de la piel (aproximadamente el 77% de su volumen) y por lo tanto desempeña un papel esencial en la interacción láser-tejido, sobre todo en dermatología. Por esta razón, los láseres de CO2 (10,6 μm) y Er: YAG (2,94 μm) son especialmente significativos ya que emiten en el espectro infrarrojo lejano donde la absorción por las moléculas de agua es frecuente. La alta absorción por el agua explica la menor profundidad de penetración requerida para los láseres de CO2 y Er: YAG.